Muchos padres anhelan que sus
hijos tengan un futuro prometedor, y creen que el camino que los conducirá al deseado éxito debe estar saturado de actividades extra escolares que doten a
sus hijos de habilidades y los provean de conocimientos para
hacer frente a ese porvenir. Probablemente ese es el deseo de todos los padres; queremos que nuestros hijos tengan lo mejor, y por ello sobre cargamos de
actividades a los niños desde edades muy tempranas, recortando su tiempo libre
y olvidando que el niño esencialmente aprende jugando y que mediante el juego
desarrolla y refuerza múltiples habilidades.
Recuerdo cuando asistía con
mi hija a sus clases de gimnasia. Las clases se daban los lunes, miércoles y
viernes. Mientras aguardaba a que mi hija saliera
de su clase, me quedaba en la cafetería platicando con otras madres, y
escuchaba la agobiante agenda que tenían la mayoría de las niñas. Muchas
llegaban allí desde que salían de la escuela, y en lo que se acercaba la hora de su
clase, hacían la tarea, después entrenaban dos horas gimnasia y llegaban a su casa por la
noche. Mientras yo y mi hija descansábamos los martes y los jueves, algunas
de las otras niñas iban a natación, ballet, inglés, o clases para aprender a
tocar algún instrumento musical. Y todos los días tenían que correr de la
escuela a sus clases extra escolares y de ahí, a muchas les esperaba
recorrer en coche el largo camino hacía su casa sólo para llegar a bañarse,
preparar todo para el día siguiente e irse a dormir. Siempre me pregunté ¿en qué momento juegan estas niñas? ¿en qué momento tienen un espacio para si mismas en
donde se puedan olvidar de las responsabilidades? ¿No les generan mucha tensión? ¿Acaso no tenemos ya muchas responsabilidades cuando somos adultos,
como para empezar a torturarnos desde la infancia?
Muchos estudios arrojan que saturar a los
niños de tantas actividades resulta estresante además de que puede generar
problemas de conducta.
La recomendación es que, si
bien las actividades extra escolares son benéficas, no debemos abusar de ellas y debemos darle un espacio a nuestros niños para que sean precisamente eso: niños.
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