Lo que mucho se oye pero en lo que pocos reparan. Sí, lo he
oído muchas veces, los niños son los adultos del mañana, los niños son el
futuro… ¿Pero en realidad los apreciamos tanto?
Qué más quisiera yo que vivir en un mundo rosa en el que se
haya erradicado la violencia contra los niños, en dónde no existan los abusos
ni las explotaciones contra ellos y sobre todo, donde haya papás “conscientes”
y responsables. Pero no, siendo objetivos y realistas, mirando a mi alrededor
todavía me encuentro a muchos papás que abandonan, que gritan, que maltratan, indiferentes,
que creen que los hijos son sólo lo que Dios quiso mandarles, que son una “metida
de pata”, o una aburrida obligación. Muchas veces me pregunto si esos padres se
proyectarán hacía un futuro, ¿qué esperan de sus niños? Quizá ni siquiera se lo
preguntan, quizá esperan que la respuesta se las dé el azar… Pero estoy segura
que si tú me estás leyendo es porque seguro a ti sí te preocupa, y entonces te
puedo dar la buena noticia: si esperas que mañana tu hijo sea una persona de
bien, una persona plena y feliz, hoy es
tiempo de sembrar en él amor, paciencia, cuidados y tiempo.
El mensaje de este post pretende decirte que la niñez es una de las
cosas más hermosas de esta humanidad, de lo más valioso que podamos tener.
Cuánta ternura, inocencia, inteligencia y espontaneidad depositada en esos
pequeños seres que desde que nacen son asombrosos, brillantes y geniales, pero
a veces los adultos nos encargamos de ir acabando con ello, y cuando llegan a
ser adultos han perdido gran parte de lo que
eran. Es cierto, ellos son el
futuro, son la semillita germinada del mañana, que va creciendo. ¡Valóralos, cuídalos,
déjalos brillar!